

Te preparas para un nuevo reto empresarial y quieres conoces las fases del proyecto que necesitas tener en cuenta. Te contamos cuáles son las cinco principales en este artículo.
El medio de comunicación que reinventa la empresa
Si eres gestor·a de proyectos y en tu día a día te sientes protagonista de una película de acción, necesitas una metodología que esté a la altura de tus aventuras.
La metodología ágil es un enfoque de la gestión de proyectos, cada vez más utilizado por miembros de equipos autoorganizados para el desarrollo ágil de software. Sin embargo, gracias a los 12 principios que la metodología ágil promueve, la misma es adaptable a otro tipo de proyectos.
¿Quieres saber en qué casos implementarla para hacer de tu proceso de desarrollo algo más rápido y furioso? ¡Entonces no te pierdas nuestra saga de buenas prácticas!
La Metodología Ágil o Agile es un enfoque de trabajo, propio de la gestión de proyectos. Este permite adaptar el trabajo o desarrollo que se pretenda hacer, con base en las actividades por hacer, en proceso o terminadas.
Un proceso ágil se caracteriza por desarrollarse de manera:
La iteración significa repetir un proceso hasta conseguir el resultado deseado. La idea consiste en desarrollar una primera versión funcional del componente de un producto. Esta versión no pretende ser perfecta, sino útil para que los usuarios la prueben en condiciones reales y puedan luego mejorarla.
Es así como se identifican errores o necesidades insatisfechas lo antes posible, de manera que la situación se pueda rectificar a tiempo.
Esta metodología se basa en 12 principios, que podríamos resumir de la siguiente manera:
La mejor manera de entender las necesidades de los usuarios y del cliente es permitirles probar los productos y servicios sobre la marcha, en situaciones reales.
Esto evita el efecto túnel; es decir, un retraso en la entrega o un exceso de presupuesto, debido a que durante el proceso de desarrollo no se tuvo suficiente visibilidad y flexibilidad y el producto que se entregó sin cumplir plenamente con las expectativas.
reduciendo el tiempo entre la formulación de una necesidad y su realización. El producto o servicio se enriquece a medida que avanza y su conformidad se comprueba regularmente.
Un producto o servicio funcional es el que mejor satisface las necesidades de los/las usuarios·as.
Bajo el enfoque ágil, los cambios se ven como oportunidades y no como obstáculos. Las ideas que surgen pueden añadir valor al producto, añadiendo características que no estaban previstas en un principio.
Una comunicación clara y regular sigue siendo la clave al reunir a todas las partes interesadas, sin intermediarios. La interacción es crucial en el día a día para lograr un objetivo claro orientado a la satisfacción del cliente.
La idea no es desarrollar un plan de proyecto perfectamente detallado antes de que se ponga en marcha el mismo, sino poner a prueba prácticas y técnicas eficaces. A través de iteraciones, el equipo cuestiona regularmente su forma de trabajar y se basa en un enfoque empírico para optimizar su eficacia.
Esto permite conservar los métodos "ganadores" y descartar los menos eficaces, siempre con vistas a mejorar el proceso global de entrega. Con la experiencia, el proyecto puede ponerse en marcha antes y dedicar menos tiempo a la planificación.
La Metodología Ágil se opone a las metodologías tradicionales de gestión de proyectos en cascada, como el Ciclo en V. Lineales y predictivos, estos métodos dejan poco espacio para lo inesperado y para el cambio.
En su momento, provocaron un índice de fracaso especialmente alto en los proyectos informáticos, debido al efecto túnel del cual hablamos anteriormente. La gestión ágil de proyectos aborda este problema, ya que permite tener en cuenta no solo los requisitos iniciales, sino también los cambios o nuevos requisitos durante el desarrollo. Esto garantiza que el producto siempre cumpla con las expectativas.
A continuación, se describen los métodos ágiles más utilizados para ayudarte a escoger el que más te convenga.
Junto con Scrum, es uno de los métodos ágiles más utilizados en las empresas.
Su éxito se debe a que lleva al límite los valores de la agilidad, lo que permite una gran flexibilidad. Con XP, hay poca cabida para las diferencias entre expectativas y resultados. Se caracteriza por:
¿Para quién es ideal? 👉 Equipos de hasta 12 desarrolladores.
Con Lean, la idea es maximizar la calidad evitando el despilfarro de recursos humanos, financieros y de tiempo mediante:
¿Para quién es ideal? 👉 Empresas del sector automovilístico y cualquier tipo de estructura, especialmente las que tienen pocos medios o recursos.
El método Crystal Clear se caracteriza por un marco flexible, pero enfocado altamente en la visión y las recomendaciones. Aunque solo se requiere planear un mínimo de aspectos, existen algunas reglas que hay que respetar:
¿Para quién es ideal? 👉 Equipos pequeños de hasta 7 desarrolladores.
Esta metodología otorga especial atención y tiempo a la fase de diseño, con el objetivo de reducir los riesgos asociados a tener una idea muy alejada del resultado final (en particular, gracias a un diagrama de Lenguaje Unificado Modelado - UML). Se caracteriza por:
¿Para quién es ideal? 👉 Equipos de hasta 20 desarrolladores.
Este método requiere un estudio de viabilidad previo, que puede o no validar el proyecto, seguido de un informe y un pliego de condiciones funcional. Busca asegurar que:
¿Para quién es ideal? 👉 Adaptable a cualquier tipo de estructura.
De las metodologías ágiles, Scrum es la más utilizada. Esta se apoya en:
¿Para quién es ideal? 👉 Equipos de entre 5 y 10 personas.
Una gestión ágil de los proyectos aporta a los equipos y a las empresas diferentes beneficios, entre los cuales:
La mejor manera de entender las necesidades de los usuarios y clientes es permitirles probar el producto sobre la marcha, en situaciones reales.
Un producto exitoso es el que mejor se adapta a las necesidades de los usuarios.
Esto evita el efecto túnel y reduce el tiempo entre la formulación de una necesidad y su realización. El producto se enriquece a medida que se desarrolla y su conformidad se comprueba periódicamente.
En cualquier proyecto, los peligros son inevitables. Por ende, los equipos se ven enfrentados a cambios de planificación desde el principio.
Estos cambios deben verse como oportunidades y no como obstáculos. Pueden surgir nuevas ideas y añadir funcionalidades al producto que no estaban previstas inicialmente, creando así valor. De allí nace la innovación.
La comunicación cara a cara sigue siendo la clave al reunir a todos los actores, sin intermediarios. La interacción es crucial en el día a día para lograr un objetivo claro orientado al producto.
Las especificaciones de los proyectos suelen ser muy extensas y contener más funciones de las necesarias. El objetivo es adoptar un enfoque minimalista, dando prioridad a las características con mayor valor añadido.
De este modo, se puede desarrollar rápidamente una primera versión del producto con sus características esenciales y ser probado por los usuarios. En función de los resultados de las pruebas, se pueden añadir, modificar, mejorar, etc.
La idea no es desarrollar un plan de proyecto perfectamente detallado antes de la puesta en marcha, sino recurrir a pruebas prácticas y técnicas eficaces. A través de iteraciones, el equipo cuestiona regularmente su forma de trabajar y se basa en un enfoque empírico para optimizar su eficacia.
Para seguir el progreso de un proyecto ágil, no hay nada como apoyarse en un software de gestión de proyectos. Este permite tener una visión general de todos los procesos y una mejor organización.
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