España: dejando huella sin aumentar la de carbono

Mucho se especulaba en España al momento de hacer pública la propuesta de la semana laboral de cuatro días. Más allá de si funcionaría o no, el debate se centraba en si la misma consistía en reducir el número de horas de trabajo efectivo o si acarrearía una disminución del salario.

Finalmente, siguiendo el ejemplo de países como Islandia o Suecia, el país le apostó a reducir la jornada laboral y así ofrecer a las y los trabajadores la oportunidad de poder dedicar una mayor parte de su tiempo a actividades como la vida en familia, los proyectos personales y el ocio.

Ahora que cada vez más empresas se están atreviendo a desafiar sus propias creencias y modelos de negocio, ventajas como una reducción importante en su huella de carbono vienen a reforzar la pertinencia de la medida.

• 32 horas de trabajo laboral, cuatro días a la semana.
• Un mínimo de 200 pymes participando de manera voluntaria y con la posibilidad de recibir ayudas por parte del Gobierno. La Comunidad Valenciana, por ejemplo, ha establecido una ayuda de 9.611 euros para cada empresa, repartidos en tres años.
• El mismo salario que con la semana laboral de 40 horas.

Aún si es pronto para contar con cifras que respalden esta afirmación (se prevé que apenas en 2025 podrán revelarse los resultados que hayan aportado los proyectos piloto que se lanzaron en 2022), lo cierto es que implementar medidas que mejoren nuestro comportamiento digital, contribuye a una reducción significativa de nuestra huella ambiental.

A la luz de la semana laboral de cuatro días, lo anterior se hace posible a partir de acciones como la reducción del tiempo en pantalla y la disminución del consumo energético de los aparatos electrónicos.

Otros aspectos, aunque no necesariamente relacionados con el ámbito digital y que entrañan una actitud más ecológica, incluyen:

• Una menor generación de emisiones asociadas al transporte;
• la transición a modelos de trabajo flexibles en el que grandes oficinas (y sus altos consumos asociados), ya no son la regla;
• la adopción de mejores hábitos alimenticios (disminuyendo, en el mejor escenario, el consumo de alimentos ultraprocesados y ultraempacados que requieren más recursos, más energía y más agua para su producción).

Algunas empresas ya lo entendieron: la productividad no se traduce en un mayor número de horas trabajadas a la semana, sino en mejores condiciones de trabajo que impacten positivamente el estado de ánimo y la motivación de las personas. Esto es lo que al final de cuentas hace que la gente se comprometa más y le encuentre mayor sentido a lo que hace.

Si hay algo que las y los profesionales buscan hoy en día, es mayor flexibilidad en el trabajo para conciliar la vida profesional con la vida personal. Si bien el salario sigue siendo un criterio importante a la hora de elegir un nuevo puesto de trabajo, ahora pesan más aspectos como poder escoger en qué momentos del día trabajar, según los propios imprevistos y obligaciones.

La iniciativa de la reducción de la semana laboral, como se ha visto hasta ahora, está dejando una huella positiva en la historia del ámbito laboral. Finalmente, dejar huella va de:

• Confiar en las y los trabajadores para organizar su trabajo;
• proporcionarles la suficiente autonomía para reforzar el sentimiento de que son valorados por su empresa;
• evolucionar a medida que el planeta lo hace y requiere cambios sistémicos;
• apostarle a un crecimiento coherente, más que exponencial.

Todos podemos ser parte de la solución 🪴.