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El medio de comunicación que reinventa la empresa
Toda empresa, al desarrollar su actividad económica, está en la obligación de cumplir con las disposiciones legales que en materia contable fiscal ha definido el país donde se encuentra establecida.
Existen diferentes tipos de contabilidad y es por medio de la contabilidad fiscal que las empresas están en la capacidad de generar los informes financieros inherentes a su actividad. Es, sobre dichos informes, que la autoridad competente determinará posteriormente las obligaciones tributarias de la empresa.
Veamos más en detalle de qué se trata esta rama de la contabilidad, cuál es su objetivo y características principales.
El término fiscal hace referencia a todo lo relacionado con el sistema de tributación y Hacienda Pública.
En este sentido, la contabilidad fiscal consiste en llevar a cabo un registro de las operaciones financieras de una entidad, con el objetivo de que esta pueda presentar las declaraciones correspondientes que darán lugar al cálculo de impuestos por pagar. Su punto de partida es la normativa fiscal establecida por la ley de cada país.
En España, los impuestos que pagan las empresas se pueden clasificar en:
En España, es la Agencia Tributaria la entidad que se encarga de recaudar los impuestos. Así pues, mientras que las empresas tienen la obligación de acogerse a la normativa tributaria para cumplir con sus declaraciones, los inspectores de Hacienda tienen la responsabilidad de procesar dichas declaraciones para determinar los impuesto que estas deberán pagar.
El papel del contador fiscal es prestar servicios de asesoría a empresas o particulares en materia del pago de impuestos. Para esto, el contador fiscal que asesora una empresa debe:
Según el tipo de contabilidad del cual se esté hablando, se considerarán aspectos, procedimientos y entregables diferentes. Los aspectos más característicos de la contabilidad fiscal se resumen en que:
Por ejemplo, hacen las veces de la Agencia Tributaria en España:
La contabilidad financiera registra y clasifica las transacciones u operaciones diarias de una empresa, con miras a consolidar sus estados financieros. Este documento, de carácter interno, resulta importante en la medida en la que constituye una fuente de información valiosa para terceros.
Entre los objetivos de la contabilidad financiera están:
Según lo anterior, podríamos decir que si bien ambos tipos de contabilidad llevan a cabo un registro y seguimiento de las transacciones de la empresa, la contabilidad financiera se encarga de aspectos más globales, mientras que la contabilidad fiscal se concentra
en dar cumplimiento a la normativa tributaria.
Una similitud entre ambas, sin embargo, se puede presentar cuando por cuestiones legales, la presentación de informes fiscales deba hacerse durante un periodo determinado (año fiscal), así como está establecido para los informes financieros.
Para asegurar la correcta declaración de los ingresos, la veracidad de los datos y dar cumplimiento a la normatividad vigente, muchas empresas optan por apoyarse en un software de contabilidad.
La ventaja que dicha herramienta ofrece es el hecho de considerar actualizaciones en la legislación, para así adaptar sus funcionalidades y ofrecer un servicio y soporte adecuados en todo momento. De esta manera, la Dirección puede dedicarse de lleno a la gestión del negocio y despreocuparse por el cumplimiento de sus obligaciones.