¿Cuáles son las ventajas del método Waterfall en la gestión de proyectos?

Todo proyecto puede dividirse en dos fases clave: la planificación y la ejecución. Sin embargo, a lo largo de estas dos etapas, es la metodología de gestión del proyecto empleada la que tendrá un claro impacto en el resultado final.

El Waterfall, método para gestionar proyectos de manera lineal, es una de las opciones que tienen las empresas para procesar y organizar el trabajo. Aunque frente a otras metodologías como Agile, las cuales se aplican al desarrollo de software, esta no resulta ideal, lo cierto es que no son pocas las ventajas que ofrece.

En este artículo, Appvizer revisa los principios de este método y los beneficios que pueden resultar de su correcta implementación.

El método Waterfall o desarrollo en cascada fue el primer modelo de ciclo de vida del producto documentado públicamente. El modelo de cascada es una versión popular del modelo de ciclo de vida para desarrollar sistemas en el sector de la ingeniería de software.

La metodología Waterfall es un enfoque lineal para gestionar proyectos, en el que los requisitos de la empresa, el cliente y las partes interesadas se recopilan al principio del proyecto.

A continuación, se procede a diseñar un plan de proyecto secuencial con el objetivo de cumplir con dichos requisitos.

Se trata de una metodología precisa y estructurada, ampliamente empleada gracias a su funcionamiento preciso. Algunos de los sectores que utilizan habitualmente este modelo son la construcción, la informática y el desarrollo de software.

El Diagrama de Gantt es la herramienta predilecta para gestionar proyectos enmarcados en el método Waterfall. El uso de este diagrama permite proyectar subtareas, tareas interdependientes y cada fase del proyecto, a medida que el ciclo de vida del mismo avanza.

En contraposición a los métodos lineales, se encuentran las metodologías ágiles. La gestión ágil de proyectos consiste en llevar a cabo un desarrollo iterativo que valore la comunicación, la retroalimentación, la flexibilidad al cambio y los resultados finales. Es el modo de trabajo de marcos como Scrum.

En este modelo de trabajo, las actividades de desarrollo y prueba son recurrentes. Este proceso permite una mayor comunicación entre los clientes, el equipo de desarrollo y las demás partes interesadas.

Existen cuatro pilares principales sobre los que reposa agile:

1. Enfocarse en las personas y las interacciones, en vez de otorgar excesiva importancia a los procesos y las herramientas.
2. Implementar y apoyarse en programas informáticos, en vez de generar cantidades excesivas de documentación.
3. Propender por una constante colaboración del cliente durante la fase de negociación del contrato y del desarrollo del producto.
4. Responder de manera efectiva a los cambios en vez de ceñirse estrictamente a un plan de trabajo en donde no haya cabida a las modificaciones.

Veamos un paralelo entre estos dos métodos.

Al momento de dirigir una empresa y de gerenciar proyectos, los métodos e instrumentos a implementar pueden variar según:

• el sector de actividad dentro del cual se desarrolle el proyecto,
• el tipo de proyecto,
• las necesidades puntuales en términos de entregables y resultados,
• los requisitos que enmarcan el proyecto en términos de tiempo, recursos y capacidades.

Existen proyectos que por sus características, solo admiten un tipo de enfoque. Sin embargo, existen otros proyectos cuya diversidad y complejidad, hacen posible contemplar diferentes tipos de desarrollos o formas híbridas de gestión.

Equipar tus proyectos con herramientas y metodologías de planificación como Waterfall resulta en diferentes ventajas.

La metodología en cascada se centra en un conjunto preciso y definido de fases, lo que conlleva la implementación de una estructura clara de trabajo. Los equipos tienen que completar una fase entera antes de pasar a la siguiente. Por lo tanto, si hay obstáculos para la finalización, son inmediatamente visibles.

Este método permite visualizar la progresión del proyecto de una manera clara e intuitiva. Esto también hace que no se requiera ninguna certificación o formación específica a nivel de la Dirección del Proyecto.

La determinación clara de los objetivos por alcanzar desde un principio es una de las características del método Waterfall. Esto dota de claridad a los equipos y les permite trabajar de manera enfocada, conociendo en todo momento el objetivo final.

El enfoque en cascada es, por definición, metódico. Esto hace que cuente con procesos normalizados, que propendan por una comunicación eficaz y precisa de la información. Para el buen desarrollo de cada etapa del proyecto,la transferencia de información debe hacerse de manera precisa y documentada.

A pesar de las bondades de sus procesos, este método ha sido cuestionado por aspectos que podrían resultar en problemas de cumplimiento como:

• La dificultad para realizar cambios, puesto que, en su forma tradicional, rara vez los contempla. Un cambio repentino en los parámetros del proyecto podría invalidar gran parte del trabajo realizado hasta ese momento, lo que ocasionaría un retraso en la fecha de entrega.
• La exclusión de clientes o usuarios finales. Al ser un proceso interno, la metodología en cascada se centra poco en el usuario final o en el cliente que participa en un proyecto.
• La fase de pruebas se prevé solo hasta el final del proyecto, aumentando el riesgo de que algún imprevisto pueda resultar en un gran perjuicio para el correcto avance del proyecto y el cumplimiento del tiempo de ejecución.

Ahora que conoces las ventajas de dos de las muchas metodologías de trabajo que existen, puedes compararlas y establece cuál puede resultar más útil para gestionar tu empresa y tus proyectos. Cuéntanos con cuál te quedas en los comentarios.